Los ciudadanos y ciudadanas de La Isla (y usted también, alcalde, pues por algo, aparte de ser economista y haber ejercido de recaudador, de delegado de hacienda en dos administraciones distintas y ahora ostenta la de regidor, no perpetuo de La Isla) tenemos la certeza de la responsabilidad política que a usted le alcanza en el tema del desfalco.
Sencillamente porque nadie, a estas alturas, puede concebir que ni los responsables de tesorería e intervención ni usted desde sus distintas responsabilidades de gobierno hubiesen detectado el continuo saqueo de nuestros dineros producidos a lo largo de varios años salvo que ni ellos ni usted hayan cumplido con las obligaciones de fiscalización y control que establece la ley.
Todos los isleños y usted también, estamos convencidos que las conclusiones a las que han llegado las distintas partes involucradas en la investigación y por pura lógica, son que el Ayuntamiento de San Fernando no ha ejercido un adecuado control sobre la caja municipal durante el período 2002-2009 y que ello podría motivar la exigencia de responsabilidad contable y política, así como de aquellas otras que, en su caso, pudieran derivarse, con arreglo a lo establecido por la normativa vigente.
Contrariamente a lo que usted repite como un loro sobre sus deseos de “que todo se aclare”, de que “cree en la justicia” y otras frases dignas de colocar en un marquito, su actuación durante todo el tiempo transcurrido desde que la Cámara de Cuentas destapó la falta del dinero, ha sido parapetarse en “sus manos limpias” y la de no reconocer su responsabilidad, pero al mismo tiempo y de forma insistente y continuada usted y sus cachorros han estado haciendo la guerra sucia, la más sucia de las guerras contra los ciudadanos y ciudadanas que organizados en Plataforma le exigen su dimisión por su negligencia y omisiones en el control de la caja, guerra sucia que por conocida de todos no voy a exponer otra vez.
Lejos de responder a todas las interrogantes que le hemos expuesto, lejísimo de darnos la mas minima explicación, totalmente opuesto a lo que debería ser una postura digna de alcalde, no solo continúa usted ocultando la verdad sobre el estado de las cuentas sino que actuando de forma despótica y caciquil se aferra al cargo con uñas y dientes y arremete contra todos aquellos que osan pedirle explicaciones o que asuma su responsabilidad, pero además lo hace usted utilizando los métodos más sucios que se pueda imaginar.
Quizás por eso, nos preguntamos ¿Por qué necesita usted la guerra sucia, alcalde? ¿A que teme? ¿Por qué ataca usted a personas y a instituciones? ¿Por qué pone usted zancadillas y trabas a los que se quieren manifestar el 10-D?
Pues eso, que como usted no da la cara, que como usted no responde, que como usted me insulta y nos insulta, que como usted intimida, que como usted coarta… pues esta servidora y todos los isleños, ciudadanos que no vasallos, iremos a la manifestación a pesar de usted, de sus cachorros y de vuestra guerra sucia.
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