Sería impensable creer que esta Isla de 100.000 personas se haya convertido en una ciudad de zombis, de autistas, de aborregadas mentes, de sumisos, de vasallos o simplemente que la incultura recorra nuestras calles como una peste inmisericorde. La única posibilidad que se me ocurre, la única explicación posible a tanta mansedumbre ya la expuse anteriormente:
A veces, se dice que, “tenemos lo que merecemos”, pero creo que no tenemos "lo que merecemos”, tenemos lo que somos y lo que somos lo hemos mamado secularmente, nacimos tras las tapias de los cuarteles y el sable marcó nuestro destino, nos alimentaron con velas e incienso, nos educaron marcialmente sumisos y desde los confesionarios nos guiaron por la senda de los bienaventuradamente mansos… Y los “chuflas” de los políticos que tenemos se encargan de que así siga siendo; A diario nos siguen dando nuestra ración, bendecida por curas y meapilas, procesión, idolatría, desfile, dependencia, oscurantismo, ignorancia, impuestos y desfalcos, paro y subvención, apoliticismo malintencionado y vasallaje.
De no ser así, ¿Cómo consentimos pacientemente a estos mediocres politicuchos tanta barbaridad, tanto despropósito, tanto tomarnos el pelo, tanto cachondeo, tanta impunidad, tanta desfachatez, tanta caradura y tanto despilfarro de nuestros dineros que luego desaparecen, pero que ellos siguen cobrando generosamente mes tras mes…?
Ya hace meses que con todo el descaro posible solo viven para las elecciones, su única actividad es de escaparatistas, panfletadas y titulares absurdos en la prensa, “Si tu tiras las vallas del parque, yo las volveré a levantar”, “si tu no terminas el Peprich, yo lo haré” “Tu solo copias mis campañas”, “Cuando yo sea alcalde, lo haré mejor que tu…"
¡Cuanta mediocridad! ¡Cuánto circo!, Pero nosotros y nosotras ¡Tranquilitos!, hagamos cola en la Recaudación, o la ventanilla de la Cajita de Ahorros, sigamos pagando con resignación impuesto circulación, agüita y depuradora, IBI y tasa basura, zonita azul y multitas… que ellos tienen que seguir cobrando sus 3.500 de nada, cada mes de nuestra indolencia, cada mes de nuestro agostamiento, cada mes de nuestra pasividad, cada mes de nuestras procesiones, cada mes de nuestro vasallaje…

¡Joder!, ¿Hasta cuando vamos a permitírselo?, ¿Hasta cuando, tanta desesperante docilidad?
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