A mediados del siglo XIII comenzó a surgir un poblado en torno al Castillo de San Romualdo, que entonces era conocido como Logar o Lugar de la Ponte, después como castillo de Zuazo y en época árabe como alquería de Rayhana. Alrededor de este ribat y en torno al Real Carenero, atarazana situada junto al Puente Zuazo, se formó la actual ciudad de San Fernando, La Isla

27 de julio de 2008

Ayuntamiento y medios de comunicación, ¿aconfesionales?


Como ciudadana, como contribuyente y como usuaria de los medios de comunicación, también tengo derecho a que La Constitución, en lo que se refiere a la aconfesionalidad del Estado y las Instituciones Públicas, se cumpla en mi ciudad, La Isla.

Empieza a ser preocupante que la practica totalidad de las actuaciones del gobierno municipal PA/PP, estén teñidas de confesionalismo católico. Fiestas, Cultura, Presidencia, Urbanismo, Juventud, casi todas las delegaciones municipales, programan sus actos con una inseparable pincelada religiosa; cualquier homenaje o reconocimiento a personas destacadas de nuestra ciudad, pasa inevitablemente por la misa de rigor, toda inauguración por la correspondiente “bendición”, todo evento o fiesta local tiene su procesión…

Pero los medios de comunicación locales tampoco son ajenos a este confesionalismo impuesto por los sucesivos gobiernos municipales, ahora agudizado por la presencia del PP en el actual gobierno; las televisiones isleñas dedican horas enteras a actos religiosos y cofradieros, la prensa escrita y también la virtual dedican paginas y paginas a “besamanos”, “cabildos” y procesiones…

Hasta cuando, los que no somos católicos, los que profesen otra religión los que son ateos o agnósticos, hasta cuando ciudadanos y ciudadanas, contribuyentes aconfesos, pero contribuyentes también, tendremos que seguir sufriendo esta imposición política y mediática. Todas las personas tienen el derecho constitucional a profesar cualquier religión o no, pero también todas las personas tenemos el derecho constitucional a que nadie nos imponga una y a que nadie nos impregne la vida política, social, cultural y mediática de confesionalismo.

¡Basta ya!, ¡LLevense la religión a los templos!

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