Uribe huele que apesta... pero sigue inspirando a Teofila

Si como afirma José Manuel Martín Medem en su artículo “Uribe huele que apesta”,
"el presidente colombiano es el único en la historia de América Latina acusado simultáneamente de fraude en las urnas, de financiar su campaña electoral con dinero del narcotráfico, de sobornar parlamentarios para conseguir su reelección, de terrorismo de Estado en complicidad con los paramilitares y de violar la soberanía nacional de Ecuador y de Venezuela"...

Si Amnistía Internacional en su último informe sobre la situación de los Derechos Humanos en Colombia afirma que “en 2007 se produjeron al menos 1.400 homicidios de civiles, frente a 1.300 en 2006. De aquellos en los que se pudieron identificar sus autores, las fuerzas de seguridad fueron responsables de al menos 330; los paramilitares de unos 300 y los grupos guerrilleros de 260”...

Si también la OACDHNU, en un comunicado de prensa de septiembre "reconoce la participación de las fuerzas de seguridad del Estado en las ejecuciones extrajudiciales, por las cuales el ejército colombiano asesina sistemáticamente a civiles para presentarlos posteriormente como guerrilleros dados de baja en combate, lo que desató que el Sr. Uribe se viera obligado a destituir a 27 militares en octubre y 13 en noviembre, lo cual demostró ante la comunidad internacional que el ejército colombiano viola sistemática e impunemente los Derechos Humanos de la población civil"...

Si de ello, tanto en Colombia como en el resto del mundo, organismos oficiales internacionales ponen bajo sospecha, al gobierno que preside Álvaro Uribe, "de colaboración con las fuerzas paramilitares colombianas y que ha usado la corrupción como elemento político, como demuestran los numerosos congresistas y senadores uribistas que actualmente son investigados o incluso en la cárcel”...

Habría que preguntarse si la alcaldesa de Cádiz y el gobierno municipal del Partido Popular, al otorgar y distinguir a este Sr. con el Iº Premio “A la Libertad Cortes de Cádiz”, por “sus esfuerzos en pro de la libertad” no estaría incurriendo en la perversión del concepto “libertad” al enaltecer y premiar a alguien que ante la mirada del mundo está, presuntamente, bajo sospecha de ser un violador de los Derechos Humanos.

Por lo que deducimos, concluimos y compartimos con numerosos colectivos de la provincia que al menos, de momento, se le debería de retirar el premio al presidente colombiano.

Y acabo con una pregunta ¿Por qué Doña Teofila le entregará el trofeito en Madrid y no en Cádiz?