Los siete sicarios de la poca leche.

Aunque siempre se ha denominado como sicario a los asesinos a sueldo, hoy también es utilizada la acepción como aquel que hace “el trabajo sucio”, trabaja en la sombra y utiliza “malas artes” siempre por encargo o como pago a favores recibidos de sus amos; En todo caso, siempre se les ha calificado como personas de “mala leche”, pero a los que voy a referirme les llamaré simplemente sicarios de poca leche, pues a pesar de su maldad, debieron haber sido destetados demasiado pronto o no haber tomado nunca leche materna, pues tanta perversidad y poca inteligencia solo puede ser fruto de la carencia de este bien natural.

Quizás será casualidad, pero son siete, como los famosos jinetes bíblicos y hacen gala, como ellos, de la misma imbecilidad y de la misma perversidad para “azotar” en esta ocasión a esos jodidos mortales que osan adentrarse por el “mal camino”, por la senda de la contestación a los designios divinos, de comer del fruto prohibido en el edén creado por la PAndilla Padre, Moreno Hijo y De bernardo Espíritu.

Estos pervertidores de la democracia que ahora, hipócritamente, se les llena la boca y el álbum de Bicentenario, de libertad de imprenta y expresión, de despotismo ilustrado en panfletos, que ejercen de buhoneros de la mentira y que trabajan por La Isla pero contra La Isla, también se han sacado de la manga ancha donde guardan enchufados, meapilas y agradecidos incondicionales, a siete sicarios escribidores de comentarios, esquelas mortuorias y otras paridas surrealistas en aquellos medios digitales que dan la democrática ocasión de opinar sobre los contenidos de sus publicaciones diarias.

Son siete descerebrados sin imaginación, ni argumentario, ni la mas elemental ortografía, que utilizando distintos nombres pero el mismo collar y el mismo mail, se dedican a insultar, descalificar, denigrar y ensuciar a todos y todas las personas que opinan, comentan o matizan cualquier aspecto de la publicación que a sus enanas entendederas puedan suponer una critica a la “buena gestión” de sus amos.


Curiosamente, son los mismos que de forma, también anónima, se dedican a inundar los correos particulares, públicos o privados, de blogueros y articulistas con los mismos insultos y amenazas, con la misma sarta de tacos y miserias. Son los mismos pintafachadas, los mismos escupidores, los mismos disfrazados de mirones en la manifestación, los robapancartas…

Amigos y amigas me dicen “Albita, no les haga caso, solo son unos chalados”, pero es que, una está ya hasta el moño de estos matoncillos que a la voz de su amo son capaces de morderte las pantorrillas a la primera que te descuides.

Ya hemos reiterado que de estos elementos se espera una cualquier cosa, pero no estaría de más que esos rotativos que ofrecen la oportunidad de opinar y comentar sus noticias, y sin mermar ni un ápice la libertad de expresión, filtrase y anulase a estos indeseables antes de que sus porquerías escritas fuesen publicadas. Opinar y comentar libremente nunca se puede convertir en insultar o vejar a los demás. No basta con anunciar el registro de la IP. A los sicarios de la poca leche, ni agua.