Palabras para Pedro

Quiero decirte, amigo, que como tu, también eres parcial irrescatable y que nunca llegaras a ser neutral, posiblemente, cuando dentro de algo mas de dos años, estés con tus compañeros y compañeras, en la sede, haciendo balance del porque sacáis tan poquitos votos… quizás, te sentirás acorralado, te sentirás perdido y solo, tal vez querrás no haberte presentado.

Yo se muy bien que te dirán, que tu programa no tiene objeto, que tu coherencia es un asunto desgraciado, que ir contra corriente es peligroso, que la honradez no consigue adeptos.

Yo se muy bien que en esta, también nuestra, Isla, exigir derechos es pecado, que estar con los pobres, una ignominia, que manifestarse, una tontería, yo se que te dirán que tu Izquierda está hundida, que os marchéis a Siberia.
De nada te habrá servido oponerte al abuso de los impuestos, de pedir responsabilidades, de ofrecer alternativas, de hacer propuestas y mucho menos de predicar participación… porque, incluso, los destinatarios de tus programas y de tus pugnas, votaran a Fernando, que es más guapo y le sienta bien la corbata y le reza al Nazareno y luce atril y la palabra obrero en las siglas que no en el corazón; o preferirán darle su confianza a Mamen, que va al Rocio y sabe instar y sabe guardar las firmas y pactar sillones y sobre todo, sabe callar, sabe ocultar para ganarse el sueldo.

Yo y tu, sabemos de cómo te buscan para que “des caña”, que les resuelvas problemas, que te pongas tras la pancarta, que les ayudes… ¡que útil les resultas! Y que pronto darán las gracias a los que les dan las migajas y a ti, ni te saludan.

Pero, amigo, nunca te entregues, ni te apartes junto al camino, nunca digas no puedo más y aquí me quedo, porque tu verás como a pesar de los pesares, tienes amigos y también amigas que esperan que resistas, que les ayude tu alegría, que les conforte tu lucha y tu pancarta, porque tu dignidad es la de todos.

No te importen los votos, ni los insultos, ni la prensa sumisa, ni la corbata, ni sus velas, ni sus magnas, ni sus túnicas perpetuas y sobre todo y siempre acuérdate de lo que un dia yo escribí, pensando en ti, como ahora pienso, porque, amigo, es mejor vivir con la alegría de los hombres que llorar ante el muro ciego, porque cuando te escribo estas palabras, pienso también en otra gente, en las gentes humildes y trabajadoras de esta, nuestra Isla.

Nota: (Mi agradecimiento a José Agustín Goytisolo por inspirarme y confortarme tantas y tantas veces.)