Carta abierta a D. Manuel Mª. Debernardo (Alcalde de La Isla por la gracia de Dos)

Sr. Alcalde, después de las practicas antidemocráticas que usted y los 23 súbditos que aún mantiene en sus filas antiandalucistas y después del comunicado de su Comité Local, hecho publico a la media hora de concluir la manifestación (a todas luces, preparado y redactado de antemano), creo sinceramente que usted debería pedir perdón públicamente y a continuación dimitir, pues al igual que a esta que le escribe como a sus conciudadanas/os que le estamos pidiendo que se marche, usted nos ha y nos sigue insultando.

Tanto yo, como muchas mujeres y hombres isleños que le estamos pidiendo que dimita, no estamos manejados ni manipulados por ningún político, por lo que usted ni sus vasallos, puede llamarme borrega ni dócil ni seguidora de nadie.

Las mujeres y los hombres cañaíllas que democráticamente, le estamos pidiendo que asuma su responsabilidad política en tantísimos asuntos turbios que están ocurriendo en nuestro ayuntamiento, a causa de su fragrante negligencia y dejación de las funciones que la Ley le exige, somos lo suficientemente adultos y responsables, como para tomar nuestras propias decisiones y no necesitamos al Sr. López Gil ni a ningún otro político, para que nos dicten como debemos comportarnos en el ejercicio de nuestra condición de ciudadanas/os.

La conducta de usted y la de sus partidarios, vuestras practicas mezquinas y antidemocráticas, puestas de manifiesto a lo largo de estos veinte largos años de desgobierno antiandalucista, les llevan a creer que todos son iguales, que todos son de vuestra misma condición; el oscurantismo y el servilismo que ustedes han tratado de imponer a los isleños e isleñas, han llevado a muchos a la creencia de que este pueblo es apático, apolítico y dócil, pero como se ha podido comprobar, cuando nos tocan las narices, nuestro dinero y nuestros intereses y encima nos quieren hacer tragar ruedas de molino, excusas sin consistencia y palabrerio hueco e hipócrita, con la sola intención de seguir en los sillones, esos sillones hurtados a la voluntad de las urnas con un Pacto Infame; También sabemos salir a la calle, cinco o seis, como soléis decir menospreciándonos, para gritar, libremente, democráticamente, pacíficamente pero muy cabreadas y cabreados, ¡Basta Ya!, ¡Dimitid! Y no hacer más daño a La Isla. Pidan perdón y márchense.

Attmte.
Alba Carvajal