A mediados del siglo XIII comenzó a surgir un poblado en torno al Castillo de San Romualdo, que entonces era conocido como Logar o Lugar de la Ponte, después como castillo de Zuazo y en época árabe como alquería de Rayhana. Alrededor de este ribat y en torno al Real Carenero, atarazana situada junto al Puente Zuazo, se formó la actual ciudad de San Fernando, La Isla

25 de abril de 2010

La Isla, un archipiélago

Aunque Fernando VII le quitó su nombre a nuestra ciudad y la denominó San Fernando, La Isla, por el elemento geográfico en que se asienta, sigue siendo una isla, pero desde que Paco se fue salpicando la pared desde su cama, otros se han encargado de hacer de nuestra isla un archipiélago.


Es cierto que este año, en que el alcalde por la gracia de dos, anda con “un subidón” de bicentenario y de “orgullo isleño” por lo bien que el nacionalcatolicismo local está vampirizando y desvirtuando el verdadero sentido del 1810, pero no es menos cierto y por ello, paradójico, que en este rincón del sur, en esta nuestra Isla, donde nació la constitución liberal, desde que se apagaron los ecos de los últimos balazos contra las tapias del cementerio, ellos, los de siempre, se han ido encargando de convertir La Isla en un archipiélago, han conseguido que el miedo, el silencio impuesto, el oscurantismo, la ignorancia, la catequesis y la misa de doce, el olor a incienso y la sombra de los cuarteles hayan atomizado, dividido y difuminado socialmente, políticamente, ideológicamente a la ciudadanía isleña, de tal suerte que esto no es ya una isla, sino un archipiélago.

De ahí que, mientras don Manuel se inventa y proclama lo “orgullosos” que están los isleños de la forma en la que se está desarrollando el Bicentenario por que entre los meses de enero y marzo de este año se han desarrollado más de 40 actos vinculados a la efeméride entre conciertos de música, congresos, seminarios, jornadas, recuperaciones patrimoniales (de la iglesia), exposiciones, presentaciones de libros, conferencias y muchos actos institucionales, además de la celebración del año nuevo en la plaza de la Iglesia y la procesión magna, (para regocijo de monseñor Perulero, pletórico pregonero de las Glorias este año), los cañaíllas andan cada uno a su bola y cada uno en su isla particular… la “identidad isleña”, difusa y dividida.

De ahí que, el desmovilizado movimiento vecinal, patroneado por don Antonio, sea incapaz de abanderar cualquier reivindicación colectiva, cada asociación, presa de las subvenciones anda mendigando la más minima mejora para su barrio y su presidente instalado del otro lado, con traje de ceremonias, haciéndose la foto con quien desgobierna.

De ahí que, mientras el paro sube y sube y cada vez más los trabajadores le gritan al oído al alcalde que “dé la cara”, los sindicatos, los que se autodenominan “de clase” y los que van de “independientes”, van fragmentando la tortilla del movimiento obrero en porciones y a cachitos, tímidamente, casi sin hacer ruido, solo se ocupan de atomizar las reivindicaciones tajito a tajito, no sea que unir voces y voluntades les reste control y tarta de representación a la hora de sentarse a negociar migajas con los patronos.

De ahí que, mientras nuestra Isla ha sufrido el mayor robo de este país a las arcas municipales a causa del caos y el cachondeo instalados en el consistorio, mientras han agotado la despensa de recursos económicos para que esta ciudad tenga un mínimo de progreso, solo unos cuantos ciudadanos mantienen viva la llama, para que el resto no se olvide, ahogado en olor a velas y desfiles, que aquí hay responsabilidades políticas sin depurar.

De ahí que, el futuro y el presente siga pasando de puntillas ante nuestras narices, sin detenerse, de ahí que ni tenemos capacidad ni posibilidad de coger el toro por los cuernos para, colectivamente, juntos y remando en la misma dirección consigamos reunificar el archipiélago en una sola Isla, en una sola Ciudad 10 con dignidad y progreso.

Pues eso, menos “orgullo isleño”, menos charanga y a construir, pero dando primero pasaporte a titiriteros, vividores y vampiros.

1 comentario:

Daalla dijo...

Desde siempre las personas comprometidas han debido de pelear contra el "pan y circo" que el poder les pone delante para que el pueblo no piense en lo que verdaderamente importa. Dura lucha. No cejéis.
Salud y República